La tomografía
axial computarizada o TAC, también conocida como escáner o TC (tomografía
computarizada), es una prueba diagnóstica que, a través del uso de rayos X,
permite obtener imágenes radiográficas del interior del organismo en forma de
cortes trasversales o, si es necesario, en forma de imágenes tridimensionales.
Los motivos más
frecuentes por los que se puede solicitar la realización de un TAC o tomografía
computarizada son los siguientes:
En caso de un
traumatismo para detectar hemorragias, lesiones de los órganos internos o
fracturas.
Para diagnosticar
tumores y ver su posible extensión.
Para estudiar
patologías de la médula espinal o de la columna vertebral.
Para diagnosticar
algunas infecciones.
Para guiar algunas
intervenciones como la toma de biopsias o el drenaje de abscesos.
En muchas
ocasiones, es necesario administrar un líquido llamado contraste, que
suele ser un compuesto de yodo, y que resalta en las imágenes que se obtienen
con la TAC, lo que facilita la interpretación de la prueba. Este medio de
contraste suele administrarse vía intravenosa, aunque también puede
administrase vía oral o, raras veces, por otras vías.
Exploración por TAC.
La tomografía
computarizada (TC) del cuerpo utiliza un equipo especial de rayos X para ayudar
a detectar una variedad de enfermedades y condiciones. La exploración por TC es
rápida, indolora, no es invasiva y es precisa. En casos de emergencia, puede
identificar lesiones y hemorragias internas lo suficientemente rápido como para
ayudar a salvar vidas.
Abdomen y Pelvis
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